miércoles, 14 de octubre de 2009

Retromendación: Prehistorik 2 (1993)

Hay 3 factores muy importante que muchos desarrolladores de videojuegos olvidan al momento de producir un videojuego nuevo, y es vital para que dicho juego sea un éxito y sea recordado por largo tiempo: Rejugabilidad, Variedad y Opciones. Todo eso lo incluye este clásico de 1993 creado por la mano de TITUS, Prehistorik 2 (No confundir con el juego Prehistorik Man que salió para SNES).

Los niveles son inmensos y los caminos ocultos
siempre revelarán grandes premios para los osados.

Prehistorik 2 continúa con la misma dinámica que su predesor, vagar por toda clase de regiones geográficas para recolectar alimentos y eliminar a cualquier criatura salvaje que nos haga frente, pero en esta secuela encontramos algunas diferencias y nuevas características:
  • En lugar de llenar un medidor de comida contra reloj para poder terminar el nivel com en Prehistorik 1, ahora solo tenemos que explorar todo el nivel sin límite de tiempo para encontrar un Encendedor Gigante el cual será el requisito vital para terminar el nivel.
  • Encontra rutas y atajos que revelan salidas secretas, armas y power-ups.
  • Passwords ocultos en el nivel para acceder a él directamente si se acaba todas las vidas.
  • Sitios o elementos que liberan bonus que cuentan en un porcentaje de Secretos Descubiertos en el nivel.
  • ¡¡En cada PC donde se ejecute el juego, se genera un set de passwords diferente por lo que es único en PC!!
  • Dos niveles de dificultad: Beginner y Expert. Éste último te permite acceder al verdadero final y a un nivel extra.
Un password único en cada PC aparece en alguna parte del nivel,
el problema será acceder a él para tenerlo a la vista.

Gracias a estos factores y a sus múltiple cantidad de bonus y bifurcaciones de caminos secretos, estrategias y armas definitivas para acabar con Bosses, hacen de Prehistorik 2 un título imperdible en tu PC, una pieza digna para tu DOSBOX.

Este mensaje siempre sale cuando inicias el juego.
No importa cuanto tiempo haya pasado,
¡los clásicos nunca mueren!

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